sábado, 3 de noviembre de 2012

Prado


Escribí un cuento breve, aquí está:

Estaba apestado, mi cabeza estaba a punto de estallar. Necesitaba salir de aquella casa para no causar problemas. El día era horrible, nada podía ser peor.

Tomé el primer taxi que vi, ni siquiera me preocupe de donde iría a parar, no sabía cuál iba a ser mi paradero, lo único que quería era tranquilizar mi cabeza. Muchos pensamientos rondaban en ella, algunos se incrementaban cada vez más, era enloquecedor. 


El taxi cambio su rumbo, no le di mucha importancia pero me di cuenta que no tenía dinero para la vuelta. Me baje en el mismo instante, pero ya no importaba, ya ni sabia en donde estaba.

Camine por la calle, los autos pasaban cerca mío, pero yo camine y camine con la cabeza agachada, ni siquiera los sentía  Al visualizar un bosque verdoso, mi vista me condujo inmediatamente a él, yendo a él a toda costa. Me desvié del camino y seguí los pasos por el pasto brillante. Al largo tiempo de caminar, un terreno liso, sin ninguna imperfección fue la maravilla que mis ojos captaron. Me acerca, nadie me molestaba, el lugar perfecto para descansar y ver nubes.

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