Algo está ocupando mi antiguo hogar. Regresé a él tras recibir una llamada de un viejo vecino.
En la llamada me dijo que escuchaban ruidos que venían desde la casa, y que su familia temía que algún vagabundo se hubiera metido en ella, y como su hogar estaba muy próximo, me pidió que fuera.
Apenas llegue frente a mi viejo hogar me invadieron los recuerdos. Había crecido allí, y ahora volvía después de muchos años. Bajé del auto y busque las llaves en el bolsillo, pero al mirar hacia la puerta vi que estaba entornada, así que no las saqué. Antes de entrar escuché, estaba silenciosa. Empujé la puerta suavemente y di un paso hacia adentro.
Cuando nos fuimos dejamos muchas cosas inservibles adentro, y allí estaban, algunos muebles destartalados, unas ventanas de madera, trozos de chapas de cartón. Las paredes ahora estaban todas manchadas de humedad, y las recorrían algunas grietas. Atravesé lo que antes fuera la sala y, al pasar frente a mi viejo cuarto, escuché una respiración.
La respiración sonaba agitada, como de alguien furioso. Tomé distancia y hablé fuerte:
- ¡Hola! Soy el dueño de la casa. No puede estar aquí adentro… - después de decir eso dejé de escuchar la respiración. Tuve la intención de llamar a la policía, pero, aquel fue mi hogar, y aunque no lo ocupáramos más, sentí que era mi obligación ahuyentar al intruso, además aquel era mi cuarto.
Busqué con la vista y encontré la pata de una cama, la agarré a modo de garrote, me acerque a la puerta, y después de respirar hondo varias veces la abrí de una patada, y salté hacia adentró.
Voltee la cabeza hacia todos lados, con el garrote levantado sobre el hombro y el otro brazo en actitud pugilística. No había nadie, el cuarto estaba vacío, tal cual lo dejáramos. Enseguida fui hasta la ventana; estaba cerrada por dentro. La luz del día, que entraba por la ventana, iluminaba todos los rincones.
Entonces sentí algo extraño. Aquella era mi casa, pero por alguna razón ya no la sentía así, y no era por el tiempo que había pasado, ni por las manchas de las paredes, era por algo más.
Estaba por salir del cuarto cuando escuché nuevamente la respiración, pero esta vez estaba detrás de mí, sonando furiosa cerca de mi nuca. Salí corriendo sin voltear, atravesé la sala a las zancadas y dejé para siempre lo que antes fuera mi hogar.
Cuento escrito por Jorge Leal.
Muy bueno el cuento a mi parecer, ¿que les parecio a ustedes?
A este cuento lo publiqué en mi blog. Sí no quieres poner la dirección del blog, al menos pon el nombre del autor, no cuesta nada.
ResponderEliminarA ver si entiendes; yo los escribo.
Tienes un blog de literatura pero aparentemente no te importan los autores, por lo menos los que aún no somos muy conocidos.
Jorge Leal.
Lo siento denuevo por no poner el nombre del escritor, creo que lo había puesto. Escribe cuentos muy buenos y lo siento por no poner el escritor, busque quien escribía el cuento pero no aparecía, gracias por su comentario. Saludos.
ResponderEliminar