Unos caballos alegres y holgazanes vivían en un campo de alta vegetación con su dueño, un campesino que amaba el campo y por nada en el mundo dejaba a sus animales y plantas.
Al pasar unos días el dueño murió y todos sus animales quedaron en completa soledad, sin comida ni cariño. Considerando las altas temperaturas del verano, muchos animales y plantas murieron hasta que quedaron solo los caballos que relajadamente esperaban a alguien que los alimentara.
Pasaron días y los caballos desesperados por no comer nada tuvieron que evacuar el lugar y luchar por sus vidas. En mitad del camino un agujero negro emergió del suelo, liberando todo el calor del centro de la tierra y quemando todo a su paso. Con esta alarma los caballos aceleraron el paso ardiendo en las llamas. Corrían y uno a uno caía derrotados y comidos por las llamas que rodeaban sus débiles cuerpos. Los sobrevivientes corrían tristes y melancólicos por la muerte de sus familiares y pares.
Estaban llegando a la ciudad y seguían cayendo a gritos y quejas hasta dejar a un pequeño potrillo que vivía escasamente por la leche de su madre. A la entrada de la ciudad unos niños jugaban y a lo lejos visualizaron al pequeño potrillo que a los pocos pasos quedo en el suelo melancólico y triste por su corta y sufrida vida.
Bueno, este cuento lo escribí yo para una tarea y finalmente me gusto mucho, ojala les guste e incluí unas imágenes que apoyen la historia.
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